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sábado, agosto 13, 2011

Por una mentada, un beso.



Por una mentada, un beso.

Hay momentos, que por azares el destino… gestos sencillos casuales te hacen el día. Gestos como el curioso evento que presencie hoy el cuál me encantaría compartirlo con más personas, entre más lo recuerdo menos puedo dejar de reírme.

He aquí mi anécdota del día.

Esta mañana de sábado salí temprano de casa con rumbo al trabajo, tenía frío, sueño y hambre pese a no tener mucho tiempo despierta, siete en punto de la mañana, la claridad del día era pastosa, casi cerúlea. Esperaba impaciente el micro que me llevase a Tlalne, cuando al fin pasó trató de ir de largo pese a mi mano extendida, gracias a no se qué y a la voz de “¡Suben!” de varios pasajeros, el conductor paró y pude subir por atrás (debo decir que en otras circunstancias mi orgullo me habría hecho esperar el siguiente camión e ignorar a éste, pero llevaba yo prisa al ir tarde), asiéndome de los asientos con fuerza porque tan pronto puse pies arriba se lanzó a todo lo que daba su triste micro cerrándosele al resto de camiones y apenas bordeando las curvas de mi cerro. No fue fácil llegar hasta adelante a pagar mi pasaje por el temor de terminar estrellándome contra un señor o una ventana. Gracias al cielo en la parada de Bodegas baja mucha gente y pude hacerme de un asiento, que se movía, rechinaba y al cuál se le salía el relleno, pero asiento al fin y al cabo desde el cual podía hacer resistencia con los pies para no salir empujada en cada “frenón” o “cerrón” que el atento chofer hacía.

“Este cabrón se quiere matar” pensé con ironía, aunque no puedo negar admitir que me divertí sórdidamente, cuando muy en el fondo sentí que si salía viva de aquello, al menos llegaría a tiempo al trabajo.

Y bueno, para no hacerlo largo… los siguientes minutos fueron de estrés al verlo volar, meterse a lo loco frente a otros carros, camiones más grandes e incluso combis que no eran ni de su ruta… “Este tipo no viene tratando de adelantar a otro, sólo viene de malas” me imaginé mientras suspiraba fastidiada; porque el que anden tocando el claxon como posesos, mentando madres y trayendo en el estéreo música reguetonera no es realmente mi ideal de viaje tranquilo.

Justo al llegar a San Andrés, los que han pasado por ahí ubican que frente al horno se da una vorágine de todo tipo de transportes públicos tratando de atrapar pasaje, los que no imagínense un grupo de tiburones de metal buscando presas, quien logra meterse frente al otro parece garantizarse una mejor mordida. Mi simpático chofer trató de cerrársele a una combi que iba a observatorio, ruta completamente diferente que a menos de un par de metros de ahí se alejaba completamente de la ruta de mi camión. Pues bien, la combi que estaba en su lugar no lo permitió… ¿ya se imaginan lo que sigue no? a pesar de que a menos de 8 metros había dos patrullas, mi camionero salió de la fila, esperó al otro chofer para ponerse a la par con él y lanzarle desde basura a mentadas de madre de su asiento a la ventanita del otro… estarán familiarizados con el “¡Órale cabrón, bájate y ahorita de voy a etc., etc., etc.!”

Mi reacción ante la completa falta de educación del protozoario que tenía por conductor alcanzó su punto máximo, le miré desde un par de asientos atrás con desaprobación despectiva y enojo, mientras mi conductor parecía notar a los policías y se alejaba para subir al puente que le llevaría a la manzana de roma. Y entonces pasó… el chofer de la combi que hacía un par de segundos había sido agredido por un proyectil de bolsita de papás fritas se puso al par de mi camión, pero desde el carril paralelo al puente que lo llevaría a él a otra dirección… y mientras se emparejaba y yo me imaginaba otra sarta de palabras soeces, giré el rostro para ver a un señor de mediana edad, con bigote negro y el rostro pacifico, que esperó a que el "gentil hombre" de mi camión voltease a verlo en medio de un gruñido…. Para lanzarle un besito de lejos, mandándoselo con la mano, tranquilamente y con una sonrisa en la cara, segundos antes de que los caminos de ambos definitivamente se separasen.

No sólo mi sorpresa fue proverbial, si no que me hizo el resto del día… la sonrisa orgullosa que no pude contener ante ese acto de sencillez adorable sólo competía con la risa que me dio la evidente frustración de mi chofer, que a todas luces habría sido más feliz con una confrontación.

Apuesto a que el amable señor del bigote pasó su día mucho más contento que el protozoario reguetonero de mi camión, y hasta me atrevo a aventurarme a pensar, que tendrá una vida mucho más tranquila. Me gustó ese gesto… ante tu agresión sin sentido, me sonrío y te mando un beso. En lugar de amargarme y de ser rehén de tu mal humor convirtiendo esa agresión en una cadenita, la rompo ahora mismo y me doy el lujo de reírme. Que bonita enseñanza, quiero ser capaz de hacer lo mismo, no caer en provocaciones, no hacerme parte del delirio universal del mal humor y la majadería; y aunque probablemente la intención de ese señor bigotón no era hacerme el día, me lo hizo… reí durante las 8 horas de trabajo, conté esta anécdota con mis compañeras y ahora la comparto con quien desee leerla, decidí tomar de ella un aprendizaje y estoy feliz de haber subido a ese camión. Y porque no quiero olvidarlo lo escribo… este curioso evento que a mis ojos fue una demostración practica y real del vive y deja vivir.

Que tengan excelente noche todos, les mando un beso.

Wallpaper del mes de Agosto

Hola a todos, estamos ya en el feliz mes de Agosto y les traigo en esta ocasión un wall que yo mismoa estoy usando en mi compu en estos momentos... una hermosa flor ardiente... casi a finalizar el hermoso verano con sus días de lluvias locas y el enfermizo calor. Disfruten!